Yo: la, antes llamada, Libertad;
hoy pisoteada y asesinada
por necios esbirros del poder
quiero hoy proclamar
que me asesinaron locos profetas
aliados con sumisos siervos de Marte;
y que dejó mi llama en herencia
a los que luchan y a los que murieron
con mi nombre entre sus labios.
Ellos, con las nuevas y libres generaciones,
serán los albaceas testamentarios
de las mil Primaveras que atesoré;
para que un día, como el Ave Fénix,
vuelva a renacer en una tierra
iluminada por un libertario sol;
cuando, sobrfe el azul del cielo,
surja como rayo luminoso
la blanca paloma de la Paz